El adobo es una de las técnicas culinarias más utilizadas a la hora de aderezar carne. Pese a que 
                los
                orígenes del adobo 
                lo señalan como una de las primeras fórmulas conocidas para conservar la carne y el pescado durante 
                más tiempo, hoy en día se utiliza exclusivamente para sazonar y aliñar. Además de aplicarse para
                adobar carnes de caza, 
                rojas en su mayoría, el adobo tuvo mucho éxito como sazonador de carnes blancas, que, en general, 
                tienen un sabor menos fuerte que la carne de res. El pollo y el cerdo son los principales productos 
                cárnicos consumidos de esta manera. No obstante, tanto el
                pollo en adobo como el igualmente popular
                cerdo en adobo 
                cuentan con innumerables recetas de adobado según se utilicen unos u otros ingredientes.
                Pollo en adobo frito con esencias orientales
                A continuación les mostramos una receta de pollo en adobo frito con esencias 
                orientales.
                Ingredientes del pollo en adobo
                
                - Un pollo entero.
- Pimentón.
- Aceite de oliva.
- Una cabeza de ajos.
- Una hoja laurel.
- Nuez moscada y canela en polvo.
- Zumo de dos limones.
- Hierbas aromáticas (romero, tomillo y orégano).
- Un pellizco de sal y pimienta al gusto.
- Un huevo, harina y pan rallando para el emborrizado.
Preparación del pollo en adobo
                Corta el pollo en cuatro cuartos. A su vez, corta cada cuarto de manera que el 
                pollo quede seccionado en pequeños trozos. Incorpora el pollo en un bol o recipiente. Vierte sobre 
                la carne el pimentón, la canela, la nuez moscada, el laurel, las hierbas aromáticas y la pimienta. 
                Mezcla y deja reposar unos treinta minutos.
                Incorpora el zumo de dos limones, el aceite de oliva y vuelve a mezclar. Tapa 
                con papel film y mételo en la nevera durante, al mínimo cuarenta y ocho horas. Durante este periodo 
                de tiempo es conveniente que mezcles la carne de pollo con el
                adobo para carne 
                unas tres o cuatro veces para que se empape por igual.
                Pasados dos días, saca la carne de la nevera, escúrrela y sécala. Primero 
                enharina cada trozo, pásalo por el huevo batido y cúbrelo con el pan rallado. Golpea con la palma 
                de la mano para quitar el exceso de pan hasta que quede totalmente sellado y compacto.
                Pon abundante aceite de oliva en una sartén y espera a que se caliente (un truco 
                muy útil para saber si el aceite está caliente consiste en echarle unas gotas del huevo batido; el 
                aceite estará a una temperatura óptima para la fritura si las gotas de huevo suben y hacen 
                burbujas). Añade el
                pollo adobado 
                a la sartén y fríe en varias tandas para que el aceite no pierda demasiada temperatura. Saca el 
                pollo y déjalo escurrir durante unos minutos sobre papel absorbente.
                Para este tipo de recetas con alto contenido calórico, debido a la cantidad de 
                aceite utilizada, resulta muy apropiada una guarnición fresca, como una ensalada, una mazorca de 
                maíz, un tomate aliñado o un pepino con yogurt. Para evitar que la carne sea demasiado empachosa, 
                acompaña el adobo de pollo frito con salsas fuertes o avinagradas, como la mostaza o el mojo. 
                También puedes reducir el
                adobo 
                que te ha sobrado en un cazo y utilizarlo como salsa.